La compré en noviembre de 2021 en mi viaje anual a México con la intención de que se convirtiera en la compañera de viaje que nos lleve a Lety y a mí por toda América. Yo ya había estado evaluando qué motos podrían ser las candidatas para esta misión y al final me decanté por la Suzuki V-Strom 650 XT del 2017 por los siguientes motivos:
- Tiene un motor irrompible. Preguntase a quien preguntase todos me decían lo mismo: no se rompe, es un motor que ha salido excelente y que en cada nueva versión ha sido mejorado y optimizado y da cero problemas.
- Electrónica, la justa. Esto para mí es importante porque a más electrónica, más sensores, más probabilidades de quedarte tirado porque falle uno de los muchísimos sensores que llevan otras máquinas como por ejemplo, las GS’s. La V-Strom lleva ABS y control de tracción. Suficiente para ir seguro y reducir las probabilidades de averías por sensores.
- Buena talla. Al medir 1,80 m de altura y optar por las cilindradas medias, la V-Strom 650 me queda perfecta. Con la moto cargada a tope y pesando todo lo que pesa una moto con pasajera y equipaje para dos en viaje largo que es una animalada, llego al suelo sin problemas y esto es fundamental para no irse al suelo en situaciones complicadas.
- Necesidad de mejoras mínima. Lo único que le he mejorado a Patagonia (así se llama) son las suspensiones porque en la fase de investigación puede ver que la V-Strom 650 XT es blanda de suspensiones. Lo solucioné con un juego de amortiguadores Wilbers calculados para soportar 250 Kg de carga (la V-Strom 650 XT viene de fábrica soportando 200 Kg)
- Potencia suficiente. Patagonia tiene 70 CV de potencia que te invitan a ir relajado. No obstante, aguanta cruceros de 140-150 Km/h sin problemas aunque su consumo se dispara a los 6-7 L /100 Km. Si la llevas a 120 Km/h el consumo baja a los 4-4,5 L / 100 Km.
Después de un viaje de 5.200 Km al norte de México, todas las expectativas con Patagonia se han cumplido y honestamente creo que ha sido una gran elección. ¡Nos vemos en la ruta!