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Despedida del desierto y entrada en las montañas
El sol aún no ha alcanzado su cenit cuando encendemos los motores y nos despedimos de Merzouga. Dejamos atrás el mundo de arena y dunas para adentrarnos en un paisaje de montañas y gargantas imponentes. La carretera recta nos permite disfrutar de la inmensidad del desierto hasta que, poco a poco, el terreno comienza a cambiar.
A medida que avanzamos, aparecen los primeros palmerales y poblados bereberes. En Tinghir, nos detenemos para disfrutar de una panorámica del valle antes de sumergirnos en la primera gran maravilla del día: la Garganta del Todra.
Garganta del Todra: un monumento natural en piedra
Entramos en la Garganta del Todra, un pasillo natural de paredes verticales que alcanzan hasta 160 metros de altura. La carretera se estrecha y el contraste entre la roca y el cielo azul es impresionante. Nos tomamos nuestro tiempo para admirar este espectáculo de la naturaleza, capturando algunas fotos antes de seguir adelante.
De la garganta del Todra al Dades: la ruta se vuelve épica
Continuamos hacia la Garganta del Dades, otro de los grandes tesoros de Marruecos. Aquí, la conducción se vuelve más técnica, con curvas cerradas y un paisaje que deja sin palabras. La emoción crece cuando llegamos al mítico ascenso de Tisdrine, conocido como el Pequeño Stelvio marroquí.
Esta carretera en zigzag es un sueño para cualquier motero. Las curvas encadenadas y la inclinación del terreno exigen concentración, pero la experiencia es pura adrenalina. Desde el mirador en la cima, la vista es impresionante: la carretera serpentea hacia el valle como una cinta perfectamente diseñada para el disfrute de la conducción.
El tramo final hacia Ouarzazate
Tras el subidón de Tisdrine, retomamos la ruta hacia Ouarzazate, la ciudad de los estudios de cine y las kasbahs. El atardecer nos acompaña en el último tramo de la jornada, tiñendo de tonos dorados las montañas y preparándonos para una noche de descanso bien merecido.
Conclusión: una de las mejores etapas del viaje
Este tramo ha sido una mezcla perfecta de paisajes espectaculares, conducción desafiante y paradas inolvidables. Desde la serenidad del desierto hasta la emoción de las montañas, cada kilómetro ha sido una nueva historia.
Próxima etapa: Ouarzazate – Marrakech. Nos espera el legendario Tizi n’Tichka.
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