Viaje en moto al Norte de México. Día 5. Creel – Yécora

Viaje en moto por México

Diario de viaje en moto al Norte de México. Día 5. Creel – Yécora

Amanece en Creel con un frío de narices. Hoy decidimos no iniciar el viaje en moto tan temprano debido a que la ruta tiene un recorrido de 250 km de interminables curvas. Estimo que el recorrido en moto nos ocupará unas 5h de completo disfrute motero.

Cargamos a Patagonia y buscamos un lugar para tomar un reconfortante café. Sigue haciendo frío pero no son los -8º de anteayer ¡qué bueno que unos grados centígrados de más reconforten tu mañana! La vida simple es lo que tiene.

Iniciamos el viaje en moto hacia Yécora no sin antes llenar el depósito de Patagonia. Qué bien se está portando en el viaje: cero problemas, todo ventajas. Una vez lleno el depósito de Patagonia partimos con un sol espléndido que todavía no calienta y un cielo azul intenso que siempre es señal de que nuestra enemiga la lluvia no aparecerá en el camino. ¿Se puede pedir más?

Las curvas se suceden una y otra vez y así sin más, caigo en la cuenta de cómo la fuerza centrífuga beneficia a los que vamos en moto y perjudica a los que viajan en vehículos de más de dos ruedas. Si hubiéramos hecho las más de 3.000 curvas del Espinazo del Diablo en coche, menuda pesadilla y sin embargo en moto es una delicia. Ventajas del viajar en moto.

Llegada a Basaseachi

Después de 127 Km recorridos y 2:20h transcurridas, llegamos a la gasolinera Las Estrellas para repostar. Todavía nos queda como medio depósito y calculo que podemos llegar sin problemas a Yécora pero las gasolineras no abundan y nunca se sabe, prefiero prevenir.

Nuestro siguiente objetivo se halla a 4,8 Km y se llama “Me Late Café” en Basaseachi. Ahí llenaremos nuestros depósitos de combustible con un buen desayuno que nos permita continuar ruta confortablemente. Ya desayunando comentamos sobre la belleza de la ruta, lo maravillosa que está siendo la experiencia de este viaje en moto y lo bien que se está dando todo.

Ya con el estómago lleno y rebosantes de energía continuamos ruta hacia Yécora. Estamos a tan solo 125 Km que hacemos en 2:15 h de maravillosas curvas en prácticamente completa soledad por las venas de asfalto que surcan la Sierra Madre. La temperatura ha ascendido a niveles muy confortables y el sol junto a su socio el cielo azul nos acompañan durante el camino. Un pequeño zorro se cruza en nuestro camino y se asusta al ver una mole de dos ruedas con dos individuos con casco circulando por su territorio. Qué belleza.

Yécora. El pueblo tranquilo

Llegamos a Yécora a las 13:23 h y me planteo seguir hasta Hermosillo y pregunto en el Oxxo a unos hombres si en 4 horas llegamos a Hermosillo y me responden que no, que la noche nos caería encima y que no hay lugar para dormir en el camino entre Yécora y Hermosillo. Renunciamos a continuar y nos dedicamos a buscar hotel para descansar.

Yécora se siente tranquila, casi no hay gente en sus calles. Paseamos y encontramos un lugar para comer: comida sencilla, de casa. De hecho, el “restaurante” tiene pinta de ser la casa de la dueña con sus hijos en la cocina. El pequeñín nos mira con la curiosidad inocente que solo los ojos de un niño son capaces de expresar. Lo miro y le sonrío. Se esconde y a los pocos segundos vuelve a mostrarse. Cuanta inocencia.

De regreso al hotel, la familia de Lety se alarma al saber que estamos en Yécora. Al parecer por aquí hay plantaciones de marihuana y es territorio “caliente”. Nosotros no vemos nada raro y la poca gente con la que nos hemos cruzado ha sido amable y atenta. Tengo que investigar sobre los sesgos sociales que hacen creer a la gente que por algo terrible que haya ocurrido en un lugar, eso mismo les va a ocurrir a ellos.

Es cierto que México tiene zonas conflictivas como las tenía España en tiempos de la ETA pero de ahí a pensar que te va a pasar a ti… eso sí, siempre perfil bajo y no representar una amenaza para nadie es desde mi punto de vista, la fórmula ideal para no meterse en problemas si los hubiera y créeme, cuando vas en moto representas de todo menos un problema porque se te ve como a alguien totalmente vulnerable que en la mayoría de los casos genera sentimientos del tipo “a dónde irán estos chicos con el frio que hace en una moto por el mundo”.

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