Viaje en moto al norte de México. Día 2. El Espinazo del Diablo

Viaje en moto al norte de México. Día 2. En busca del Espinazo del Diablo

Diario de viaje en moto al norte de México. Día 2. En busca de El Espinazo del Diablo

Seis de la mañana, arriba, despierta ya. La ruta de hoy nos lleva desde Guadalajara hasta la ciudad de Durango pero la verdadera joya de la corona de este viaje en moto comienza a 450 Km de donde partimos hoy, en Villa Unión. Ahí empieza la Federal 40, una de las carreteras más peligrosas del mundo: El Espinazo del Diablo.

Nos despedimos del Profe con el compromiso de su parte de venir a vernos pronto a España y ponemos rumbo a Tepic, capital del estado de Nayarit y parada planeada para almorzar. Tiempo estimado de llegada, dos horas cincuenta minutos según Google Maps: 205 Km

Desayuno en Tepic

2:20 h más tarde nos hayamos desayunando en El Naranjito, un restaurante que nos recomienda Tomás, el gasolinero que llena el depósito de Patagonia y al que pedimos recomendación para desayunar en Tepic. Todo un acierto haber hecho caso a Tomás. Desayuno típico mexicano: abundante, sabroso y barato. Y el servicio como siempre en México, excelente.

1:20 h más tarde y recorridos 127 Km, parada técnica y seguimos para Villa Unión durante 150 Km más. No dejo de pensar en la Federal 40 con su diabólico nombre. En el tramo de Villa Unión a Durango, la 40 se convierte en el paraíso de los moteros y los viajes en moto: doscientos cincuenta kilómetros de más de 3.000 curvas en plena Sierra Madre Occidental mexicana. Por supuesto que podríamos tomar la Federal 40D que es la versión fácil de la Federal 40 y con la que te ahorras bastantes horas con sus 115 puentes y 63 túneles, toda una obra de ingeniería pero no, hemos venido a saborear la 40 en su tramo más legendario que es el que se halla entre Mazatlán y Durango. ¡Que comience el espectáculo!

En busca de El Espinazo del Diablo

Abandonamos la Federal 15D y nos integramos en la Federal 40. A los pocos kilómetros va aumentando lo sinuoso de la carretera y al pasar la ciudad de Concordia, comienzan las curvas. El firme se muestra bueno y la carretera salvo algún vehículo que otro, está prácticamente deshabitada. Empezamos a disfrutar de innumerables curvas y Patagonia se resiente con la ascensión pero no defrauda. Sus 70 CV de potencia responden muy bien al puño del gas a pesar de ir cargada a tope. Me encanta no haberme equivocado en la elección de la montura que nos acompañará por toda América y Sudamérica.

La Ciudad. Parada y fonda

3:40 h más tarde llegamos a La ciudad. Cambio de estado: Durango. Son las 17:20 h y llevamos un buen tute curvero. Entre paradas y lo complicado de la ruta, decidimos dormir en La Ciudad ya que hasta Durango que queda a 140 Km más de curvas, no hay lugar para pernoctar.

Descargamos trastos en el Hostal Mexiquillo y hacemos una merienda-cena mientras el cansancio de la jornada nos invade poco a poco. La Federal 40 y El Espinazo del Diablo deberían ser declarados paraísos moteros a nivel mundial. Sus paisajes plagados de altas cumbres repletas de vegetación que varía con alturas de vértigo, convierten a esta ruta en una de esos viajes en moto que todo amante de las dos ruedas debería hacer al menos una vez en la vida. 

Qué delicia de día, qué maravilla de ruta y encima con un tiempo espléndido totalmente despejado. Eso si, a medida que avanzaba la tarde, el frío cobraba un protagonismo que ha contribuido en gran medida para convencernos de no continuar hacia Durango.

Mañana más. Ahora, a descansar.

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